La Inmaculada Concepción y la Medalla Milagrosa

Para los devotos y miembros de la Asociación de la Virgen de la Medalla Milagrosa, la Fiesta de la Inmaculada es como su fiesta propia, pues su nombre, origen y mensaje son los mismos. Anticipados en 28 años, ya que las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa fueron en 1830. Por eso, cuando las autoridades de Lourdes le preguntan a santa Bernardette, quién es y cómo es la Señora que se le aparece, la vidente, que llevaba en su cuello la medalla, respondió con naturalidad: es como la Señora de la Medalla Milagrosa. Digamos que la Virgen se apareció en Lourdes simplemente para ratificar lo que había dicho a Catalina Labouré en París, 1830; y para agradecer lo que la iglesia había hecho 4 años antes (1954), al proclamar el dogma de la Inmaculada Concepción.

La Inmaculada Concepción es mucho más que un mero privilegio de María, un dogma o una devoción, la más entrañable del Pueblo de Dios, que siempre llamó Purísima a María: ¡Ave María Purísima!. Como hecho de fe, la Inmaculada Concepción de María tiene que ver y mucho con su misterio de Madre de Dios (Theotocos). Sencillamente, Dios la exoneró del pecado original haciéndola inmaculada desde su concepción, porque la había escogido para ser la Madre de su Hijo. Este honor exigía el otro. Como hecho biológico, la Inmaculada Concepción tiene que ver y mucho con la defensa de la vida humana desde el primer instante de su concepción. En efecto, porque Ella fue mujer e inmaculada desde el instante mismo de la Concepción, la iglesia defiende que la vida humana lo es ya en el primer instante de su concepción; y no un par de días o de semanas o de meses después. Es por ello que se opone a toda clase de abortos.

Como hecho histórico y eclesial, la Inmaculada Concepción tiene que ver y mucho con los milagros que hicieron que su medalla fuera llamada Medalla Milagrosa. En efecto, fue como prueba de que lo que decía era cierto, que derramó gracias y favores a manos llenas, verdaderos milagros de toda clase y de conversiones (como las sonadas del obispo Domingo Dufor de Prat (Paris, 1837) y del judío Alfonso Ratisbona (Roma, 1842). Cuando se analiza cómo el Papa Beato Pío IX llegó a proclamar el Dogma de la Inmaculada Concepción (1854), aparecen con claridad estas dos cosas:

1. que la Virgen Madre decidió intervenir personal y terminantemente para zanjar discusiones y ser definitivamente reconocida por la Iglesia como La Inmaculada; y

2. que escogió para hacerlo la difusión de la Medalla que mandara acuñar a Sta. Catalina, pidiendo que todos la llevaran consigo y la invocaran con confianza como la “sin pecado concebida”…

Se sabe que, hacia 1830, había en la Iglesia una corriente, llamada “maculista”, minoritaria, pero fuerte, que se oponía a la promulgación del dogma. (Esta corriente sostenía que ningún ser humano, a excepción de Jesucristo (que es también Dios), podía ser exonerada de la ley universal del pecado original…). Fue cuando la Santísima Virgen escogió aparecerse a Sta. Catalina Laboure (Paris, 1830), para decir a “los maculistas” y a todo el mundo, que ella había sido “concebida sin pecado”…

Hoy todos los historiadores reconocen la decisiva influencia que tuvo la Medalla Milagrosa en la Proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción de María.

Fuente: Parroquia “Medalla Milagrosa”-LIMA. PERÚ

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