LECTIO DIVINA – I DOMINGO ADVIENTO

LA PALABRA HOY: Isaías 2, 1-5; Salmo 121; Romanos 13, 11-14; Mateo 24, 37-44
Ambientación para todo el adviento: Camino de papel con cuatro velas a lo largo de él. Al iniciar la celebración se pone un cartel con la frase: “¡Estén en vela!” y se enciende la primera vela.
Cantos sugeridos: Ven, ven Señor; Ven a nuestro mundo.

AMBIENTACIÓN:

Las lecturas de este primer domingo de adviento nos invitan a velar y estar preparados para la llegada del Señor. En este tiempo de esperanza, nos encaminamos no hacia un final destructivo sino hacia un tiempo de salvación en el que hay paz y convivencia fraterna.

1. Oración inicial

Ven y sálvanos
de nuestra ceguera para descubrirte presente.
De nuestra pereza para caminar contigo,
de nuestras excusas para alejarnos de ti.
Ven y sálvanos
de nuestra dureza para comprender las Escrituras,
de nuestras luchas por los primeros puestos,
de nuestra desconfianza en la semilla del Reino.
Ven y sálvanos de nuestra superficialidad,
de nuestra insensibilidad por las cosas de arriba,
de nuestra pérdida de sentido.
Ven y sálvanos
de los dioses que nos hemos fabricado
de la rutina que nos aprisiona,
de nuestras miras pequeñas.
Ven y sálvanos Dios salvador nuestro,
Dios amigo nuestro, Dios anunciado por Jesús. Amén.

I . LECTIO: ¿Qué dice el texto? – Mateo 24, 37-44

Motivación:
El evangelista Mateo insiste en la actitud vigilante que debemos tener para que nuestro encuentro con el Señor sea gozoso. Si la palabra de Dios nos habla constantemente de la venida del Salvador, nosotros debemos “abrir las puertas al Redentor” y vivir bajo la luz del Evangelio con alegría y autenticidad. Escuchemos:

Forma de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).

Preguntas para la lectura:
• ¿Qué sentido tiene la comparación que hace el Señor Jesús, entre la época de Noé y la venida del Hijo del Hombre (Mt 24,37-39)?, ¿a qué se refiere con eso?, ¿qué quiere transmitir con eso?, ¿qué importancia puede tener esto, en este tiempo de Adviento?
• ¿Qué pretende transmitir con la parábola del ladrón (Mt 24,43)?, ¿a qué hace alusión con eso?, ¿qué busca con eso?
• ¿Cuál es la conclusión vital de estas parábolas? ¿Qué significa en este contexto estar atentos y preparados? (v.44)

Otros textos bíblicos para confrontar: Mc 13,35; Lc
17,26-27.34-35; Mt 25,1-13; 1Tes 5,2; 2Ped 3,10.

II. MEDITACIÓN: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?

Motivación: Como los primeros cristianos, también nosotros vivimos de esperanza ante la venida del Señor al final de los tiempos. Resuene en nuestros corazones la exclamación de la Iglesia en el adviento: ¡Velen! ¡Estén preparados!
• El Señor viene como un ladrón en la noche. ¿Cómo entiendo y experimento su venida en mi vida cotidiana.
• Velen, porque no saben qué día llegará su Señor. ¿Qué significa para mí vigilar y estar preparado para la venida del Jesús? ¿Qué consecuencia tiene el hecho de que no se conozca la hora de la venida del Señor?
• ¿Mi vida está absorbida por mis tareas y preocupaciones diarias? ¿En qué forma concreta me estoy preparando para el encuentro definitivo con el Dios de la vida? ¿Pienso que todavía me queda mucho tiempo?
• Para nosotros, en este tiempo de Adviento, ¿de qué manera podemos estar prevenidos, despiertos, atentos para la venida del Señor?, ¿qué necesitamos para que este tiempo de gracia sea un tiempo de encuentro personal y familiar?

III. ORACIÓN: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: Jesús invita a sus discípulos a velar y a estar preparados. Una de las formas de llevarlo a cabo es mediante la oración. Por eso vamos a orar pidiendo al Señor que avive nuestra esperanza y nos ayude a vivir en vigilante espera.

• Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra oración (o todos juntos)
• Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo.

IV. CONTEMPLACIÓN: ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: San Vicente en una conferencia con las damas de las Cofradías de la Caridad expresa lo siguiente: “Desde el año pasado han fallecido ocho de vuestra compañía. Y, a propósito de esas damas difuntas, ¡Dios mío!, ¿quién les habría dicho, la última vez que se reunieron, que Dios iba a llamarlas antes de la próxima asamblea? ¡Qué reflexiones no habrían hecho sobre la brevedad de esta vida y sobre la importancia de pasarla bien! ¡Cuánto habrían estimado la práctica de las buenas obras! ¡Y qué resoluciones no habrían tomado de entregarse más que nunca al amor de Dios y al servicio del prójimo, con mayor fervor y con efectos más abundantes! Entreguémonos a Dios para entrar también nosotros en estos sentimientos. Ellas están ahora gozando en el cielo, como hay motivos para esperar; ellas saben por experiencia lo bueno que es servir a Dios y asistir a los pobres; y en el día del juicio escucharán estas agradables palabras del Hijo de Dios: “Vengan, benditos de mi Padre, posean el reino que les está preparado; porque cuando tuve hambre, me dieron de comer; cuando estuve desnudo, me vistieron; cuando estuve enfermo, fueron a socorrerme; etc.” ¡Qué hermosa práctica, señoras, ofrecerse a Dios, y yo con ustedes, para hacernos dignos, mientras todavía tenemos esta ocasión, de estar algún día en aquel bienaventurado grupo, y proponernos hacer todo el bien que nos gustaría hacer, si estuviéramos convencidos de que quizás sea ésta la última reunión en la que nos encontremos! (X, 949)

• Adviento se nos abre como el tiempo de la vigilancia, del estar preparados. Concretamente, ¿cómo pienso prepararme durante este tiempo para la llegada de Jesús?

• Oración final


Santísima Virgen María,
Tú que diste vida al Dios de la vida,
que le diste tu sangre al HIJO de Dios,
que le llenaste de amor y ternura,
ven en nuestra ayuda en estos días de Adviento
y así como tú te dejaste inundar del Espíritu de Dios,
intercede por nosotros,
para que durante todo este tiempo,
dejemos que el Espíritu Santo actúe y se manifieste en nosotros,
para que al recordar la Navidad,
sea para nosotros una nueva vida,
reconociendo y agradeciendo los dones y favores de Dios,
viviendo así más unido a tu HIJO,
siendo amados por Él para amarle como tú le amaste,
para que ocupe el centro de nuestro corazón
y de nuestras familias. Amén.

Fuentes: http://www.lectionautas.com; “Tú tienes palabras de vida, Ciclo A”; obras completas de San Vicente de Paúl.